Escuchar activamente, entender las realidades individuales y responder con empatía es el primer paso para lograrlo y construir entornos realmente saludables.
Los Mejores Lugares para Trabajar™ no sólo reconocen esta diversidad de necesidades, sino que actúan con compromiso para ofrecer soluciones creativas que marcan la diferencia.
Te compartimos siete prácticas que están haciendo una gran diferencia:
1. “Cabina para liberar el estrés”
Una cabina insonorizada donde las personas pueden entrar y liberar tensiones mediante gritos, de forma segura y sin afectar el ambiente laboral. Esta práctica reconoce la importancia de validar y gestionar emociones intensas, ayudando a prevenir la acumulación de estrés y promoviendo un entorno emocionalmente saludable.
2. Espacio para reconectar contigo
Con el objetivo de reducir la fatiga laboral, se diseñó este espacio de descompresión. Este lugar tranquilo está pensado para que las personas puedan desconectarse unos minutos, practicar técnicas de relajación o simplemente recargar energías. La iniciativa promueve el autocuidado diario como herramienta clave para prevenir el agotamiento y mantener la motivación.
3. Red de apoyo sin juicios
Frente al impacto que pueden tener los desafíos personales en el trabajo, se creó este programa, que brinda apoyo a personas que enfrentan, directa o indirectamente, el consumo problemático de sustancias. Incluye orientación profesional, sesiones especializadas y un sistema de mentoría interna, fomentando una cultura libre de estigmas, basada en el acompañamiento y la empatía.
4. Programa para apoyo a la familia
Reconociendo que el bienestar no termina en la oficina, esta iniciativa ofrece apoyo personalizado para el cuidado de familiares, ya sean hijos, adultos mayores o personas con necesidades específicas. Además, se incluye un proveedor de salud mental con atención virtual para niñas, niños y adolescentes. La propuesta fortalece el equilibrio entre trabajo y vida personal, aliviando cargas externas que también impactan el desempeño laboral.
5. Servicios de bienestar emocional accesibles
A través de una alianza estratégica, se pusieron a disposición seis servicios de salud mental confidenciales y fáciles de utilizar. La oferta se complementa con programas de gestión del estrés, talleres de atención plena, servicios de asesoramiento y recursos para mejorar la conciliación entre vida laboral y personal. Todo esto con el objetivo de hacer del bienestar emocional una experiencia accesible, oportuna y continua.
6. Pódcast de salud mental
En este podcast, los temas son propuestos y votados por los propios colaboradores. Cada mes se invita a un especialista para desarrollar los contenidos seleccionados, generando un espacio de conversación, aprendizaje y conexión emocional. Esta práctica ha fortalecido el sentido de comunidad y ha abierto canales de comunicación más humanos.
7. Inclusión para todos
Se desarrolló una solución enfocada en acompañar a personas neurodivergentes dentro del lugar de trabajo. El programa incluye asesoramiento especializado y entrenamientos prácticos para fortalecer habilidades como la organización, el enfoque o la gestión del tiempo. También contempla capacitación para líderes y equipos, con el fin de construir entornos más empáticos, comprensivos e inclusivos.
¿Y si no se cuida el bienestar emocional?
Una cultura que no promueve activamente el bienestar emocional puede caer, sin darse cuenta, en un entorno donde la fatiga laboral, el estrés crónico o la desconexión entre equipos sea lo normal. Esto se manifiesta en apatía, bajo rendimiento o alta rotación. A largo plazo, puede terminar afectando seriamente la salud mental de los colaboradores.
Pero también existe otra realidad.
Las organizaciones que promueven entornos emocionalmente seguros ven a sus equipos desarrollarse a su máximo potencial. Las personas se sienten motivadas, comprometidas y listas para dar lo mejor de sí, porque saben que están en un lugar donde pueden ser auténticas y los datos lo comprueban, en Los Mejores Lugares para Trabajar™, 9 de cada 10 personas sienten que pueden ser ellas mismas. En las organizaciones que no calificaron, esa cifra baja a 76%.