La identidad organizacional se forma desde la cultura

Angel Hernández Murillo / Creador de contenidos / Great Place to Work® México

Es seguro que debido al momento por el que transitamos a nivel mundial, limitar recursos financieros se haya vuelto consigna para más de uno y hasta cierto punto y por obvias razones, la postura sea justificable. Sin embargo, hay elementos difíciles de dejar fuera de los presupuestos, como lo es la identidad organizacional, sin la cual un negocio podría perderse.

La identidad organizacional se relaciona con los atributos de la organización o la marca, hacia adentro y hacia fuera de la misma. Se asocia con su misión, visión, valores, historia y cultura.  Se genera con las actitudes, el comportamiento individual y las relaciones interpersonales que, en conjunto, dan un sentido y significado a la vida de una organización.

Para que las organizaciones sean competitivas necesitan de colaboradores comprometidos, que se identifiquen tanto con la misma como con su cultura laboral. Condición que sólo se consigue mediante la identidad organizacional, que es intangible e invisible, pero que se cristaliza con el actuar de las personas cuando imprimen a su trabajo una diferencia que hace que su organización se singularice respecto de otras.

Desde luego que el concepto no es una ocurrencia ni su instrumentación una suerte de espontaneidad. La identidad organizacional se gesta, como líneas arriba se dijo, de los valores y la misión de una organización. También del conocimiento de su mercado y sus clientes, de una comunicación efectiva y, sobre todo, del reclutamiento del personal adecuado a quienes se debe instruir y liderar de manera efectiva, constante, inspiradora y ética.

Liderazgo que siembra la identidad

Las organizaciones que operan de manera empírica en este tema asumen que sus colaboradores desarrollarán sus tareas mientras se les pague puntualmente y que la cultura laboral se dará sobre la marcha sin necesidad de intervención alguna. Omiten que ésta, al no tener una guía, o quienes la promuevan, pudiera adquirir un sentido inverso al que se espera.

Los grandes lugares para trabajar en México y el mundo, debido a estudios como los que Great Place to Work® realiza desde hace más de 30 años, han revelado que cuando se coloca a la persona en el centro del negocio, importantes cosas suceden en el clima laboral y por ende en los resultados financieros, tres veces más de acuerdo a GPTW® US en comparación de aquellos que siguen con viejas prácticas.

Pero para que esto suceda, la identidad organizacional debe transmitirse y ser coherente con el actuar cotidiano de la organización. Líderes con formación o capacitación en la gestión de personas son los responsables de permear todos los días los valores y la cultura laboral a sus equipos de trabajo (quienes se encargan de reproducirla), y por consecuencia, son los primeros formadores de la identidad del negocio.

Una ventana hacia el exterior

Invertir en la formación de los líderes mediante programas relacionados con la maximización del potencial humano, trae como resultado el posicionamiento claro y positivo de la identidad organizacional en todos. Lo mismo su posterior prevalencia debido a las prácticas que suponen una integración de los equipos donde la confianza se inserta como el elemento irrevocable para que los colaboradores reproduzcan climas laborales favorables, desde donde puedan desarrollar todo su potencial y dar lo mejor de sí mismos.

Cuando se crea identidad organizacional, ese buen proceder (o al revés) que se consigue por parte de los colaboradores, se transmite a públicos internos y externos, clientes, proveedores e incluso familiares y comunidad. En este punto, la gente concede a la organización una calificación (positiva o negativa) que la acompaña en su devenir y con la que sus resultados se mejoran o en caso contrario, se desequilibran. De ahí la importancia de contar con una correcta identidad organizacional que, a diario, verifique su coherencia y con ello dote a la organización de una personalidad que sea reconocida por propios y externos.

Para algunos autores la identidad organizacional es la base para construir una organización sana, rentable, eficaz y competitiva. Añadiríamos que, también, comprometida con su capital humano y con la sociedad cuando esa identidad se traslada a programas de responsabilidad social.

Pasos deseables

Para saber si la identidad organizacional está alineada con la cultura y la forma en que la viven las personas, es aconsejable evaluar el clima laboral del lugar de trabajo. Una consultoría profesional puede orientar cómo proceder. Una vez que haya sido medido el “sentir” de los colaboradores hacia la organización, se puede aspirar a una certificación que les garantice a ellos y a las partes interesadas que esa organización promueve prácticas en favor de todos y, con ello, mantiene una adecuada identidad organizacional.

Este cierre de año, el más singular en la historia mundial contemporánea, reclama reforzar las identidades organizacionales para apalancar su preferencia en sus clientes y la comunidad.

En caso de que una organización atraviese por dificultades en su cultura, su clima, o en el peor de los casos no cuente con una identidad organizacional, existe la solución de acercarse a especialistas en generación y transformación de mejores culturas laborales.

De esperar hasta que las cosas mejoren para actuar al respecto podría traer consecuencias como:

  • Transmitir una identidad organizacional inversa a lo que se quiere
  • Que los clientes perciban a la organización sin rumbo o desalineada y, con ello, poco confiable
  • Abrir la puerta a que cada equipo tenga su propia interpretación de la misión de la organización, sus valores e identidad
  • Perder ideas clave sobre lo que más les importa ahora a los colaboradores
  • No identificar cómo cambian sus necesidades en respuesta a la crisis y sus propuestas
  • Es posible que los mejores elementos no esperen a que se les pregunte más tarde: encontrarán una organización donde los líderes se preocupan ahora

Los Mejores Lugares para Trabajar® han demostrado que las buenas prácticas puestas en el trabajo diario, con adecuada identidad organizacional, mantienen a los colaboradores entusiastas incluso ahora que se han debido retirar a trabajar de manera remota o en condiciones de riesgo por la pandemia.

Minimizar los efectos que una correcta identidad organizacional trae a los equipos y al negocio mismo, es un riego que nadie debería correr. Menos, en el actual contexto económico mundial donde la incertidumbre y volatilidad demandan que las organizaciones se fortalezcan internamente para soportar los cambios que provendrán del exterior en el futuro inmediato.

 

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