Elisa de Sampedro / Creador de Contenido / Great Place to Work® México
Uno de los motores de la historia es el cambio. Cuando se rompen los paradigmas y se desafía el status quo se generan las grandes transformaciones en el devenir de los acontecimientos y éstas se vuelven historia.
En el siglo XIX los movimientos cooperativistas de Europa se atrevieron a iniciar un movimiento en contra de la lógica de la industria. Los obreros hicieron el cambio al asociarse para acceder colectivamente a un mejor nivel de vida. Pero también algunos empresarios decidieron mejorar las condiciones de vida y trabajo de sus trabajadores para que éstos disfrutaran de la rentabilidad del negocio.
A finales del siglo pasado, la conciencia personal de muchos empresarios comprobó que no eran tan ciertas las consignas de los intelectuales de izquierda más radicales que negaban toda posibilidad de que el sistema de mercado por sí mismo buscase el beneficio colectivo.
En la actualidad, muchas empresas y corporativos apuestan por llevar a cabo sus actividades con un impacto social responsable.
Los gobiernos y asociaciones internacionales también impulsan que todos asumamos una responsabilidad social, ya sea de manera voluntaria o mediante un marco legal vinculante.
Para las organizaciones, se trata entonces de tomar la decisión de apostar por el cambio, hacer Historia.
El cambio impulsado desde los gobiernos
Uno de los esfuerzos de mayor trascendencia en materia de Responsabilidad Social Corporativa es el Pacto Mundial de Naciones Unidas de 1999, inspirado en la misión de “dar una cara humana al mercado global” (https://www.pactomundial.org/wp-content/uploads/2018/02/Flyer-New-Strategy-GC-2018_20180126.pdf).
Y derivado del anterior: los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que forman parte de la Agenda 2030, firmados por 193 países en 2015 (https://www.undp.org/content/undp/es/home/sustainable-development-goals.html).
Los objetivos incluyen la erradicación de la pobreza extrema, el hambre y la violencia de género. También la reducción de las grandes brechas de desigualdad entre países y dentro de las sociedades, detener la contaminación de las grandes masas de agua del planeta e impulsar la lucha contra el cambio climático.
En el encuentro en San Agustín de Guadalix (España) de 2019 para el seguimiento de los ODS, se indicó que si el mundo quiere hacer realidad estas aspiraciones, se requiere el concurso de tres colectivos: los expertos, los influencers y los facilitadores. Entre estos últimos se ubican los diversos mandos de las empresas, que tienen en sus manos llevar a la práctica la transformación (https://elpais.com/elpais/2019/05/28/planeta_futuro/1559037938_410113.html).
La contribución de Great Place to Work®
Great Place to Work® despliega la bandera For All con la meta de que el logro de una cultura de confianza en las organizaciones asegure para todos las ventajas de las mejores prácticas culturales.
Y este para todos permitirá que la organización extienda sus beneficios no solamente a los colaboradores, sino a sus familias, la comunidad y finalmente su país y el mundo.
En las investigaciones realizadas en miles de organizaciones en todo el mundo, Great Place to Work® ha documentado que las mejores prácticas de cultura organizacional incluyen la extensión de los beneficios de la organización a las comunidades y países donde se encuentran.
El bienestar y el desarrollo de los colaboradores puede y debe tener un alcance global. Asegurarles a ellos y a nosotros mismos el derecho a respirar un aire limpio, a vivir libres de enfermedades producidas por lo que comemos, a conservar la biodiversidad —y la existencia misma de nuestro planeta— serán logros que representarán un verdadero alcance global de nuestras prácticas organizacionales en beneficio de todos.