El valor de una consultoría para afrontar retos actuales

Arturo Luna / Consultor / en colaboración para Great Place to Work® México

Ante la actual incertidumbre, es hasta normal que los líderes de las organizaciones caigan en la duda e indecisión sobre qué pasos dar para mantener la operación. Muchos de ellos ignoran el poder de una consultoría.

Ahora que la mayoría de los colaboradores de un importante número de organizaciones de todos los tamaños y de todos los sectores se ha replegado a sus domicilios para acatar las recomendaciones de las autoridades de salud del país, los desafíos se multiplican.

Y es que en el terreno de la reacción inmediata en los negocios, existen dos tipos de organizaciones: las que contratan buenos consultores y aquellas que pierden la oportunidad de hacerlo por, tal vez, desconocer sus ventajas. Una consultoría nunca está de más.

Quizá las juntas de comités directivos sean en primera instancia la respuesta a las interrogantes y ofrezcan el bálsamo que los líderes desean sentir ante el panorama que ha venido a plantear el covid-19. Pero a veces una aspirina no resuelve un dolor de cabeza y en consecuencia es necesario recurrir al médico para obtener mejores resultados.

Hacer caso a las señales

Las consultorías tienen una función análoga a la del médico, sus “revisiones” son útiles para obtener un diagnóstico del momento por el que la organización está pasando para, con ello, luego de un análisis basado en metodologías, detectar las oportunidades y extender una solución efectiva acorde a sus necesidades.

En momentos como el que hoy atravesamos es razonable que las organizaciones que ya lo hacen, refuercen esa estrategia. Y las que no, se acerquen a una consultora para descubrir que incluso en panoramas inciertos, existen programas de soporte y acompañamiento para lograr que las operaciones no sólo se mantengan, sino que consigan los resultados esperados, además de brindar más seguridad para enfrentar el actual y venideros desafíos.

Las cosas por su nombre

Es común confundir los servicios de asesores, consejeros, coaches y consultores. Todos ellos ayudan a resolver problemas, evitan contratiempos y consiguen resultados para las organizaciones, pero son diferentes.

Un consejero ha recorrido con éxito el camino y su valor está en su gran experiencia en retos de distinta índole. Un asesor por su parte tiene un enorme conocimiento sobre un tema o temas en particular. Y, un coach, hace las preguntas correctas para que el cliente descubra por sí mismo sus mejores respuestas.

Pero un consultor conoce el “mercado de referencia”, sus prácticas y tendencias; lo que ha funcionado y lo que no; lo que se vale y lo que no está permitido; lo que tiene más riesgo y lo que es más seguro.

No quiere decir que el consultor sea mejor, simplemente tiene un rol diferente. Por ejemplo, hay consejeros que contratan consultores para saber qué están haciendo las demás empresas del mercado de referencia y poder servir mejor a sus propios clientes.

Larry Greiner y Robert Metzger definen la consultoría como”un servicio de asesoramiento contratado por y proporcionado a organizaciones por personas especialmente capacitadas y calificadas que prestan asistencia, de manera objetiva e independiente, a la organización cliente para poner al descubierto los problemas de gestión, analizarlos, recomendar soluciones a esos problemas y coadyuvar, si se les solicita, en la aplicación de soluciones”.

La enorme virtud de un consultor, como ya se dijo, es que tiene disponible la información del mercado de referencia. Puede incluso anticipar escenarios.

Su trascendencia

La consultoría tiene como objetivo darle un mejor cause a los recursos de una organización, por lo que contratar sus servicios es una inversión inteligente, aun en etapas difíciles, porque al término de éstas, la organización no sólo habrá administrado mejor, sino que a la par saldrá con mayores conocimientos para amortiguar imprevistos.

Con una consultoría la organización:

  • Ahorra valioso tiempo para sí y sus clientes
  • Conoce mejor su industria
  • Brinda el punto de vista de terceros
  • Se entera de las últimas tendencias
  • Cuenta con expertos en diversos temas
  • Puede hacer investigación e inteligencia de mercado
  • Crea o redirecciona las tendencias
  • Es capaz de entrenar a los recursos internos y los de sus clientes
  • Detecta fallas o fugas de capitales o intelectuales
  • Utiliza experiencias previas en construir nuevas soluciones
  • Acelera la ejecución de proyectos y la consecución exitosa de resultados
  • Ahorra o previene costos y genera un atractivo retorno de la inversión

Busca el acompañamiento que te dé confianza

Otra resistencia frecuente a la consultoría es su inversión; pero los años de experiencia demuestran que las organizaciones que evitan pagarla terminan perdiendo dinero, incurriendo en costos que pudieron haber evitado, o desarrollando programas que no tienen el éxito esperado o simplemente incurren en grandes costos de oportunidad.

Existen importantes organizaciones, como Great Place to Work®, con interesantes programas de consultoría y formación, también online, para preparar a los líderes en competencias esenciales para construir confianza, y de gran valor y utilidad para las organizaciones de todos los tamaños, de todos los giros, públicas y privadas.

Actuar sin el apoyo de un consultor en condiciones normales es como automedicarse, pero en situaciones como la que estamos viviendo sería tanto como hacerse una cirugía por uno mismo. Lo conveniente es no arriesgarse a eso. Un buen consultor es un médico de organizaciones. Acercarse al mejor da oportunidad para que en estos tiempos de reto juntos logren salir adelante.