¿Qué hace que una organización sea un gran lugar para trabajar?
En Great Place to Work®, lo resumimos en tres elementos esenciales: confianza, orgullo y camaradería.
Cuando estos valores están presentes, las personas se sienten seguras para dar lo mejor de sí, colaborar con otros y crecer profesionalmente.
Pero cuando comienzan a debilitarse, emergen dinámicas informales que no siempre se nombran, pero que impactan profundamente la experiencia del equipo. Una de las más comunes: la grilla laboral.

¿Qué es la grilla laboral y por qué importa?
La grilla va más allá del chisme o los rumores. Es una forma de operar que aparece cuando las personas sienten que no pueden confiar en cómo se toman las decisiones, en la equidad de las oportunidades o en la transparencia de los procesos internos.
Se manifiesta a través de favoritismos, alianzas informales, exclusiones o figuras que influyen sin tener un rol claramente definido.
La grilla no ocurre porque algunas personas son ¨problemáticas¨. Sucede cuando la cultura no ofrece reglas claras, decisiones justas ni espacios seguros para expresarse. En ese vacío, lo informal toma el control.
Y cuando esto sucede, estamos frente a una cultura laboral tóxica, con alto potencial de generar conflictos en la oficina, liderazgo negativo y ambientes laborales desgastantes.
Los datos también lo dicen
En Los Mejores Lugares para Trabajar™, solo el 24% de las personas percibe grilla, frente al 43% en organizaciones no certificadas.
Esta diferencia muestra que cuando una organización invierte en confianza, equidad y comunicación clara, puede reducir de forma significativa el riesgo de grilla en el trabajo, conflictos laborales o formas de liderazgo tóxico.
Otros hallazgos relevantes:
Solo el 35% de quienes no confían en su liderazgo perciben un entorno libre de grilla. Ese número se eleva al 86% cuando la confianza está presente.
El 88% de las personas que ven oportunidades reales de desarrollo reportan ambientes sin grilla, frente al 51% de quienes no las perciben.
¿Cómo reconocerla?
La grilla suele aparecer de forma sutil: en gestos, decisiones que se cuestionan en voz baja o ambientes donde la tensión se vuelve parte de la rutina.
Algunas señales frecuentes incluyen:

El equipo comienza a priorizar el bienestar individual por encima del colectivo, lo que debilita la colaboración.
Aparecen figuras con influencia no reconocida formalmente, lo que genera confusión sobre a quién seguir.
Se percibe una pérdida de justicia en las decisiones, afectando el sentido de pertenencia.
Surgen conflictos frecuentes, mayor desgaste emocional y rotación de talento.
Se deteriora la cultura organizacional y la percepción externa como empleador.
¿Qué impacto tiene en la organización?
Cuando la grilla se vuelve parte de la rutina, impacta más allá de los comentarios o rumores: cambia la forma en que las personas se relacionan, colaboran y confían entre sí.
Lo primero que se pierde es la confianza. Las decisiones sin contexto generan dudas. Lo que no se explica, se interpreta. Y lo que no se aclara, se convierte en rumor.
También surge una sensación de injusticia. Si el mérito no es el camino claro para avanzar, las personas empiezan a cuestionar su esfuerzo. La motivación se debilita y la colaboración se reemplaza por competencia silenciosa.
Donde hay grilla, hay estrés laboral, aumento del liderazgo negativo y debilitamiento del sentido de pertenencia. En estos entornos, una cultura organizacional tóxica puede volverse la norma si no se interviene a tiempo.
