Ante un entorno socioeconómico volátil e incierto, en el que los cambios forman parte de nuestras vidas, existen factores de riesgo psicosocial que impactan de manera negativa en la salud física y mental de las personas, muchas de ellas, provenientes de los entornos laborales donde día a día millones de personas pasan la mayor parte de sus vidas.
Por esta razón, la creación de grandes lugares de trabajo que desarrollan entornos donde las personas confían en la gente para la que trabajan, sienten orgullo por lo que hacen, y disfrutan de la camaradería que forman con las personas con quienes trabajan, se convierte en una experiencia vital sumamente importante para la estabilidad y desarrollo social.
Hoy por hoy, la experiencia en el trabajo va más allá de la satisfacción de necesidades materiales, trasciende más allá de instalaciones físicas e incluso de la percepción salarial. Puede ser el motivo de realización para una persona o, por el contrario, el motivo de su sufrimiento.
La experiencia en el trabajo es el medio para satisfacer necesidades de trascendencia, autoeficacia, valía personal, y logro de metas[1]. Tiene un gran impacto en la calidad de vida de las personas, en nuestro entorno inmediato y forma parte de los pilares que le dan forma a una sociedad.
Por ello actualmente, líderes y organizaciones no solo tienen la importante tarea de crear grandes lugares para trabajar. Cada vez más actores organizacionales están eligiendo ir más allá de sus entornos, para permear la vivencia de valores como la credibilidad, respeto, imparcialidad, orgullo y compañerismo fuera de sus lugares de trabajo, en aras de construir una sociedad más justa, equitativa y próspera; lugares donde las personas puedan maximizar el potencial de la gente, inspirándolos para que puedan encontrar cómo dejar una huella positiva en el mundo, aprendiendo cada vez más de la diversidad social.
Todo ello hace que germine la idea de pasar de un gran lugar para trabajar, a un gran lugar para vivir, todo, con base en la creación de culturas basadas en la confianza para crear relaciones más sanas y enriquecedoras para todos.
Puede parecer algo muy abstracto. Sin embargo, frecuentemente escuchamos que estamos viviendo una crisis de confianza que ha impactado negativamente en todos los aspectos de la sociedad: en lo económico, en lo social, en lo familiar.
La confianza es la piedra angular que puede posibilitar o imposibilitar el desarrollo de las organizaciones y de la sociedad. Muestra de ello son las cifras de uno de los estudios de cultura laboral más grande a nivel mundial, donde se revela que las organizaciones con altos niveles de confianza tienen mejores rendimientos económicos que sus competidores, y cuentan con mejores niveles de innovación y un liderazgo más efectivo[2].
Si cada líder y organización decidieran hacer realidad que todos y cada uno de sus colaboradores sean tratados con respeto, justicia y equidad, se les reconozca su esfuerzo y contribución, se les pueda brindar la oportunidad de desarrollar su potencial profesional y personal para encontrar la mejor manera de trascender en los demás, podrían iniciar el círculo virtuoso que la sociedad necesita.
La virtud de crear grandes lugares para trabajar, para crear grandes lugares para vivir, para TODOS.
[1] Baumesiter, R. F. (1991). Meanings of life. New York, NY: Guilford.
[2] Bush, M.C., The Great Place to Work Research Team. (2018). A Great Place to Work for All: Better for Business, Better for People, Better for the World. Berkeley, CA: BerreT-Koehler Publishers, Inc.